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“Es importante inculcar en los usuarios el sentido de la responsabilidad y del esfuerzo continuo para conseguir su integración”

Charlamos con Sara Rahali Riyani El Asaad, directora del Hogar de Acogida ‘Els Cavallets II’ de Felanitx (Baleares), dependiente del Institut Mallorquí d'Afers Socials y gestionado por Fundación Diagrama, sobre su trayectoria, su experiencia profesional y personal durante el confinamiento y la labor que se desarrolla en el recurso.

¿Cómo definirías la experiencia vivida en el hogar durante el confinamiento?

El Estado de Alarma, como a todos, nos pilló de improviso y lo vivimos al inicio con gran preocupación, al ser una situación excepcional que nunca habíamos vivido. De un día para otro, las rutinas de menores y trabajadores dieron un cambio radical. Sorprendentemente, los jóvenes fueron los primeros en acostumbrarse a la nueva realidad, mostrando una gran capacidad de adaptación. Además, demostraban un gran interés en conocer la evolución de la pandemia, estando siempre dispuestos a seguir las indicaciones del personal respecto a las medidas de prevención. Cabe destacar también el enorme esfuerzo realizado por todo el equipo educativo. A pesar de los largos turnos intensivos, los nuevos procedimientos y las medidas de autoprotección a implementar, que se sumaban al ya intenso trabajo que se hace con los menores, el personal ha superado con creces las expectativas. Han dado el máximo y han hecho posible en gran medida que estos meses hayan transcurrido mejor de lo que nos hubiéramos imaginado dadas las circunstancias.

¿En qué aspectos se hizo mayor hincapié con los menores durante esa etapa?

Sobre todo, la gran importancia que tiene una correcta higiene de manos para prevenir la infección por Coronavirus, así como mantener la distancia de seguridad, cubrirse la boca con el codo o un pañuelo desechable al toser o estornudar, o no tocarse la cara o boca. En ese sentido, se han realizado diversos talleres explicativos con los jóvenes. Otra cuestión que se ha trabajado en el recurso ha sido la importancia que tenía que todos nos quedáramos en casa y respetáramos el confinamiento para minimizar la propagación del virus. Y, durante todo lo que duró el confinamiento, los menores no se lo saltaron ni una vez. A pesar de que al principio lo veían con escepticismo, a medida que avanzaban los días y veían por sí mismos la gravedad de la situación no tuvimos ningún problema en que se comportaran de manera adecuada y responsable.

¿Cómo afrontaron los usuarios la desescalada tras las semanas de confinamiento?

En las primeras semanas de desescalada, las salidas eran muy limitadas y siempre estaban acompañados de un educador para asegurar un correcto desarrollo de las mismas. Hubo usuarios que esperaban con ansias estas salidas, mientras que otros continuaban con el miedo a contagiarse si salían y preferían salidas más espaciadas en el tiempo. También hubo un trabajo educativo muy intenso en esta fase, ya que era de vital importancia trasladar a los jóvenes que era muy importante no relajar las medidas de protección y continuar haciendo las cosas bien para poder volver a la normalidad. En definitiva, afrontaron la situación mostrando de nuevo una gran capacidad de adaptación a los cambios que se iban produciendo. Lo cierto es que nos sorprendieron gratamente con una respuesta tan positiva.

Más allá de las últimas semanas, especialmente complejas, ¿de qué forma se organiza el trabajo con todo el equipo del hogar? ¿Cuál crees que es la clave del éxito de vuestra labor?

El centro está integrado por un equipo educativo multidisciplinar, hecho que juega a nuestro favor, ya que cada profesional aporta una visión diferente frente a las diversas situaciones que se nos presentan en el día a día. Desde dirección intentamos reforzar los puntos fuertes de cada trabajador en beneficio siempre de los menores que tenemos a cargo. También tenemos la suerte de que varios de los miembros del equipo somos de origen norteafricano, algo que considero muy beneficioso para los menores, especialmente cuando se trata de personas recién llegadas a España, de cara a que el choque cultural e idiomático no les resulte tan traumático.

A nivel personal y profesional, ¿cuáles son los aprendizajes más importantes que has adquirido desde que eres directora de ‘Els Cavallets II’?

He aprendido muchísimas cosas en los últimos meses, pero destacaría lo difícil que es para los menores vulnerables, y en especial para los extranjeros no acompañados que llegan a nuestro país sin conocimiento de nuestro idioma, sin formación ni contactos y con unas historias de vida muy duras, alcanzar el sueño europeo que se les prometió en su país de origen. Es especialmente importante inculcar en los usuarios el sentido de la responsabilidad y del esfuerzo continuo para conseguir su integración y, de esta forma, un futuro mejor.

¿Cómo te ha ayudado o influido tu experiencia vital a la hora de trabajar con menores?

Siendo hija de inmigrantes marroquís conozco de primera mano lo difícil que puede resultar abrirse camino en un país que no es el tuyo, con un idioma, cultura y religión diferentes a los de tu país de origen. No obstante, tengo clarísimo por experiencia propia que hay oportunidades reales en este país de prosperar y conseguir aquello que te propones con trabajo duro y determinación. Y esta es la misma idea que mis compañeros de origen árabe y yo intentamos transmitir a los menores. Les contamos nuestras propias historias de vida y las usamos como ejemplo para motivar al cambio a los menores. En mi opinión, ser mujer y además árabe conlleva un esfuerzo añadido a la hora de trabajar con este colectivo. Hay que luchar y trabajar muy duro para romper los prejuicios que culturalmente traen estos jóvenes acerca de las mujeres. Además, que la figura de directora recaiga en una mujer árabe nacida y criada en un país occidental, si bien presenta muchas ventajas como la facilidad para comunicarnos en el idioma materno de los menores o una mejor comprensión de su realidad, su cultura y su religión, también presenta algunos inconvenientes, como la resistencia que presentan a aceptar la autoridad de una figura femenina.

Si tuvieras que quedarte con un momento de tu trayectoria al frente del hogar, ¿cuál sería?

Me quedaría con muchos, de los buenos se disfruta y de los malos se aprende y se gana. De los buenos momentos destacaría cuando vemos que los menores comienzan a entablar conversaciones con un castellano cada vez más fluido o cuando se acercan a los miembros del equipo educativo y les cuentan sus vivencias más personales o se abren emocionalmente. También me quedaría con la cara de felicidad por los pequeños logros que van alcanzando. Todo el equipo los vivimos como propios con gran orgullo. Nos llena como personas y como profesionales cargarles la mochila de herramientas que les ayuden a prosperar en el futuro, así como de experiencias de vida positivas que les dejen un buen recuerdo de esta etapa.

¿Cómo es la relación de los jóvenes con su entorno y sus vecinos? ¿Qué imagen tienen en la localidad de ellos?

Teniendo en cuenta que el hogar se encuentra en un pueblo pequeño, donde podrían haber recibido a este colectivo con recelo y desconfianza, la acogida ha sido bastante buena. Si bien es cierto que los menores buscan en el pueblo en el que viven el contacto con jóvenes de su misma nacionalidad, con el resto de vecinos mantienen una relación cordial. Por ejemplo, con los vecinos de los locales comerciales próximos a la finca se saludan con una sonrisa cada mañana al salir.

¿Qué les dirías a aquellas personas que miran a este colectivo desde el prejuicio?

Les recordaría que todos los niños y niñas, sin importar donde hayan nacido, qué idioma hablen o de qué color sea su piel, tienen el mismo derecho a un futuro y a una vida plena. Es fundamental conocer su realidad y practicar un ejercicio de empatía, no dedicarse simplemente a hablar desde el prejuicio.

Por último, ¿qué ha supuesto Fundación Diagrama en tu vida?

Fundación Diagrama ha supuesto para mí una gran oportunidad laboral en un ámbito hasta el momento desconocido para mí. Me ha permitido ver desde dentro la realidad de los centros de acogimiento residencial y cómo un gran equipo humano trabaja para que estos jóvenes salgan adelante. Creo firmemente que esta experiencia marcará mi vida tanto profesional como personal de una manera muy positiva, me ha hecho desarrollar capacidades que no había tenido la oportunidad de mostrar hasta el momento y que, aunque suene a tópico, me ha hecho crecer como persona. En definitiva, no puedo estar más agradecida por la oportunidad que la Fundación me ha brindado de aportar mi granito de arena a la sociedad que estamos construyendo.