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“La educación para el desarrollo es vital para dar forma a una ciudadanía participativa y con valores”

Charlamos con Sara Lamo, profesional encargada del Programa ‘Yin-Yang: Jóvenes protagonistas de la transformación social para la igualdad desde el ámbito educativo de Cantabria’. Esta iniciativa, subvencionada por la Consejería de Universidades, Igualdad, Cultura y Deporte del Gobierno cántabro, se enmarca dentro de la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible 5 (igualdad de género) entre los agentes de la comunidad educativa de Santander, en concreto entre alumnado y profesorado del IES ‘Leonardo Torres Quevedo’. 

Para aquellas personas que desconozcan esta iniciativa, ¿en qué ha consistido el Programa ‘Yin-Yang’? ¿Cuáles eran sus principales objetivos?

Este programa se ha desarrollado en un instituto de educación secundaria de Santander con el fin de transversalizar la educación para el desarrollo en el currículo escolar y para promover la educación en valores, fomentando el desarrollo sostenible en línea con la Agenda 2030. En concreto, se ha creado un proyecto centrado en el ODS5 (igualdad de género) en el cual ha participado toda la comunidad educativa. Pusimos énfasis en el alumnado de 1º de ESO, donde se ha trabajado sobre un material en concreto, ECOS de Santillana, que se puede usar en plataforma online o sobre el cuaderno de acción del alumnado. Las actividades se pueden llevar a cabo en todas las asignaturas e incluso en proyectos conjuntos. Así, se trabajan conceptos que tienen que ver con la igualdad de género en base a temáticas cercanas a su realidad, lo que hace que el alumnado comprenda de una manera mucho más eficaz las desigualdades que viven las mujeres y que perpetuamos inconscientemente a través de los roles de género. En paralelo al material de trabajo, se han desarrollado sesiones mensuales en las horas de tutoría, donde, mediante juegos, role playing y dinámicas participativas, se han trabajado conceptos básicos para llevar a cabo las actividades satisfactoriamente, generando pensamiento crítico entre el alumnado y fomentando un ambiente participativo y de debate constructivo.

El proyecto comenzó en el último trimestre de 2021 y finalizó hace unas semanas. ¿Qué balance hace de estos meses de trabajo?

Hemos colaborado con el IES llevando a cabo reuniones conjuntas de forma mensual que nos han ayudado a organizar el trabajo a lo largo de todo el curso, resolviendo los problemas y solventando las necesidades que iban surgiendo, siempre con el apoyo del equipo directivo. Esto nos ha ayudado a adaptar las sesiones a las necesidades específicas de los grupos y del profesorado, desarrollando los temas que consideraban más complicados para llevar a cabo con el alumnado y profundizando en los conceptos más complejos. Hemos tenido muy buena comunicación y participación. A pesar de ser el primer año de puesta en marcha, los resultados obtenidos son alentadores. La participación e implicación del alumnado ha sido alta y han podido integrar conceptos complejos. Además, las valoraciones tanto del equipo directivo como del profesorado son muy positivas, por lo que se espera que el proyecto tenga continuidad y se amplíe de cara al año que viene, integrando otro Objetivo de Desarrollo Sostenible.

¿Qué es lo que más destacaría de la implicación de las personas jóvenes que participan en este programa? ¿Y del profesorado?

En algunos casos se aprecian barreras sobre algunas cuestiones, pero consideramos que es positivo fomentar el debate y deshacer los estereotipos y roles que tenemos instaurados. Se ha trabajado el debate de una forma muy respetuosa, intentando demoler ciertos mitos y realidades que tenemos establecidas educacionalmente, para poder ampliar el pensamiento crítico y desarrollar capacidades de razonamiento complejas que nos ayuden a acabar con las desigualdades. Muchas de las personas participantes conocen las cuestiones básicas sobre género, como los estereotipos, la brecha salarial, los cánones de belleza o el feminismo, y muestran su implicación para luchar por conseguir la igualdad real y efectiva. En cuanto al profesorado, también han mostrado barreras, aunque menos expuestas y por lo tanto más difíciles de trabajar. 

A lo largo del proyecto se han abordado multitud de aspectos y problemáticas relacionadas con la igualdad de género. ¿Cómo estructuráis este trabajo y en qué aspectos se hacen mayor hincapié?

El cuaderno de trabajo tiene muchas actividades que no llevan un orden conceptual y se trabajan en función de bloques. El primero de ellos está destinado a integrar y comprender el feminismo y la lucha por los derechos de las mujeres; el segundo estudia las desigualdades que existen en la sociedad, desde la brecha salarial hasta el reparto de tareas domésticas; el tercero habla sobre las leyes y la violencia de género; y el último son actividades más dinámicas que mueven a la acción de los alumnos y alumnas. Los profesores han ido adaptando estas actividades en función de sus necesidades y del progreso del currículo básico, para desarrollarlas en sus materias de forma oportuna, y desde Fundación Diagrama hemos apoyado sus iniciativas ofreciendo recursos adaptados, seguimiento y evaluación. Los contenidos de los talleres se han estructurado siguiendo cómo se construyen las desigualdades desde el principio, o desde lo más complejo hasta lo más simple. 

Esta iniciativa cuenta también con la colaboración de una cooperante en Nicaragua, ¿cuál es su labor dentro del programa?

Hemos colaborado con el Movimiento Comunal Nicaragüense, asociación que trabaja por la igualdad de género y el desarrollo sostenible. El trabajo de campo de nuestra cooperante ha consistido en buscar y entrevistar a tres adolescentes de entre 11 y 13 años, abordando los temas que hemos tratado en el centro. Es decir, reparto de tareas, tipos de trabajo en función del género, trabajos más o menos remunerados, cómo viven las desigualdades las adolescentes de allí, etc. Nos ha permitido comprender la situación de las personas adolescentes en este país en vías de desarrollo, así como la desigualdad de género que allí sufren.

¿Qué papel juegan programas como ‘Yin-Yang’ en la construcción de una sociedad más justa e igualitaria?

La educación para el desarrollo es vital para dar forma a una ciudadanía participativa y con valores, ya que vela por la consecución de los Derechos Humanos, la convivencia, la igualdad y la lucha por conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible contemplados en la Agenda 2030. Es importante contribuir en este sentido desde los centros educativos porque no solo se debe formar a los alumnos y alumnas en competencias curriculares, también es necesario fomentar una educación en valores, inclusiva, que blinde los Derechos Humanos, para garantizar un futuro próspero y sostenible, fomentando la cultura de paz y la sostenibilidad ambiental, todo ello con perspectiva de género.